¿Cómo convertirse en Francmasón?
Para entrar en la Orden Masónica, es preciso solicitar la candidatura por escrito, ser presentado por dos padrinos o avaladores y tener 21 años cumplidos. Después se le hace una encuesta. La decisión de la Logia solicitada es inapelable. Estas son las exigencias de forma. Los requisitos de fondo son dos: haber «nacido libre» y tener buena reputación. El primero se ha convertido en arcaico en el mundo actual, pero se conserva el valor simbólico. El segundo tiene aspecto moral y procede de la consciencia personal y del comportamiento humano y social.
¿Qué es una iniciación?
Es la ceremonia de la recepción. En lenguaje corriente, la palabra «Iniciación» ha tomado un sentido contrario al etimológico. Iniciar, como término ordinario, es sinónimo de ponerse al corriente. Esta desviación ha beneficiado la concepción equivocada según la cual el nuevo venido se le pone al corriente, enterado de algún secreto trascendente o mágico.
EnEn el sentido que nosotros entendemos la iniciación, proviene de la palabra del latín «initium» (comienzo). Iniciar un hombre, es activarle un tipo de mecanismo inicial, punto de partida de un trabajo interior.
La ceremonia consta de un cierto número de rituales, con una significación simbólica, la cual es explicada verbalmente. Su arcaísmo marca oportunamente la antigüedad de nuestra institución. Si «modernizáramos» estos rituales, sería igual que tirar nuestros títulos de nobleza. En este punto se marca la diferencia que separa la masonería regular de la que ha desertado de la Tradición. La ascensión a un grado superior ha conservado el nombre operativo del aumento de sueldo.

Cuadro representando la Logia de W. A. Mozart en Viena
¿Cómo se deja de ser Francmasón?
Contrariamente a una idea falsa, altamente entendida, a un francmasón se le admite de presentar su dimisión. Ni tan siquiera se le piden los motivos. Puede abandonar la masonería cuando quiera. También, se puede abandonar la Orden a resultas de una sanción administrativa. O de expulsión, consecuencia de un castigo disciplinario. Esta última se puede pronunciar por razones de un acto indigno en la vida privada o por razones de una infracción explícitamente masónica.
El secreto, ¿a qué corresponde?
Sin duda, esta es la pregunta que se nos formula más a menudo. Lo que se ha convertido en el llamado «secreto masónico» no afecta a la existencia de la Orden, ni sobre la pertenencia de un hombre a la Orden. En cambio, la pertinencia masónica de uno nunca ha de ser revelada por otros sin su consentimiento. Nuestras ceremonias quedan así, secretas.
Antes de comprometerse, al candidato se le asegura que el juramento del secreto que se le pide de prestar, de ninguna manera es incompatible con sus deberes «cívicos, morales o religiosos». Este seguro quiere decir que las logias no son centros de conspiración, ni sociedades con prácticas inmorales, ni reuniones donde se enseñan herejías ocultas o instrucciones «sulfurosas».
Los falsos iniciados, por otra parte, se eliminan ellos mismos, dando la mejor prueba de la salud moral y mental de la Institución la cual abandonan por no tener su lugar.
¿Porqué las dictaduras prohíben la Francmasonería?
Por una razón muy comprensible. Toda ideología obligatoria que tiene la fuerza para imponerse, es incompatible con cualquier forma de pensamiento que no sea el suyo.

Tenida de «Iniciación» de Friederich Von Bayreuth, por el Rey de Prusia, Friederich II en el año 1740
La iglesia católica, ¿cuál es su posicionamiento en cuanto la francmasonería?
La iglesia católica fijó en el año 1913, el artículo 2.335 del código del derecho canónico, prohibiendo a los fieles de adherirse a la «secta masónica» o a otras asociaciones que conspiran contra la Iglesia a los poderes civiles legítimos. La nueva edición del mismo código, ya no menciona más en su artículo 1.974 (que sustituye al 2.335) la palabra «masónico».
Atendiendo pues la nueva situación, la aplicación de las leyes de la iglesia católica incumben a la Gran Lògia d’Andorra, al margen de las Obediencias masónicas irregulares:
En todo caso, bajo pena de exclusión, la Gran Lògia d’Andorra, prohíbe a sus miembros de tener relaciones con obediencias irregulares.
La Gran Lògia d’Andorra dispensa a la iglesia católica unos sentimientos de total respeto y prohíbe todo aquello que pueda ser considerado como un complot contra ella o contra los poderes civiles legítimos. La Gran Lògia d’Andorra considera que no le afecta el articulo 1.974 ni el artículo 2.335 del antiguo Códex Juris canónico.
Esta verdad de sentido común ha estado magistralmente demostrada, por parte católica, por las Conferencias de los episcopados alemán y después por el americano y por un espíritu tan eminente como el R.P. Michel Riquet, S.J., en una serie de escritos clasificados de imprimatur y que la jerarquía católica no ha desautorizado nunca.
Esta aprobación implícita no es otra cosa que un reconocimiento de facto. Es el sentimiento que tienen numerosos católicos practicantes, que en el seno de nuestra obediencia, confraternizan bajo las columnas, con los masones de otras confesiones.
¿Es cierto, que numerosos candidatos a francmasones están motivados por intereses profesionales y así aprovecharse de la Orden?
Hasta el momento que son desenmascarados, toda asociación es susceptible de tener «ovejas negras». A la Gran Lògia d’Andorra, todo nuevo venido es solamente requerido a jurar que no tiene ninguna de estas intenciones.